miércoles, 29 de marzo de 2017

Oraciones para los AA

                                  Oraciones para los AA    

Oracion de la Serenidad, Oracion del Tercer Paso, Oracion del Septimo Paso y la Oracion de San Francisco de Asis



 Llegó a la atención de un miembro temprano de AA en 1939. La leyó en una nota necrológica que apareció en el New York Times. Le gustó tanto que la llevó a la pequeña oficina en VeseyStreet para que Bill W. la leyese.

Cuando Bill y el personal del staff leyeron la oración consideraron que era particularmente adecuada a las necesidades de AA. Tarjetas fueron impresas y distribuidas. Así, la oración pequeña y sencilla se convirtió en una parte integral del movimiento de AA. Hoy en día esta en los bolsillos de miles de miembros de AA, ella se enmarca y se coloca en la pared de la sala de reuniones de AA de todo el mundoella aparece mensualmente en la contraportada de su revista y de vez en cuando alguien nos dice que hemos citado incorrectamente . La que tenemos.,tal y como aparece en el Grapevine, dice: Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia.Muchos nos dicen que debe decir: Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo, y sabiduría para reconocer la diferenciaLa forma en que fue escrita originalmente por el Dr.Niebuhr es la siguiente: Dios dame la serenidad para aceptar las cosas que no se pueden cambiar, dame valor para cambiarlo que deben ser cambiado; Y la sabiduría para distinguir una de la otraAl Dr.Niebuhr no parece importarle que su oración está mal citada. . . una coma. . .una preposición. . . incluso varios verbos. .. el significado y el mensaje se mantienen intactos. "De hecho", dice el buen doctor,"en algunos aspectos, creo que su forma es mejor".

Esta Historia la tome del Blog que esta debajo 


http://desdeakron.blogspot.jp/2011/10/la-oracion-de-la-serenidad-su-origen-es.html




                           Oración del 3 Paso

“Dios, me ofrezco a Ti para que obres en mí y hagas conmigo Tu voluntad. Líbrame de mi propio encadenamiento para que pueda cumplir mejor con Tu voluntad. Líbrame de mis dificultades y que la victoria sobre ellas sea el testimonio para aquellos a quien yo ayude de Tu Poder, Tu Amor y de la manera que Tú quieres que vivamos. Que siempre haga Tu Voluntad”. 

                               Oración del 7 paso

“Creador mío, estoy dispuesto a que tomes todo lo que soy, bueno y malo. Te ruego que elimines de mi cada uno de los defectos de carácter que me obstaculizan en el camino para que logre ser útil a Ti y a mis semejantes. Dame la fortaleza para que, al salir de aquí, cumpla con Tu Voluntad. Amén." 


Oración de San Francisco de Asís "Hazme instrumento de tu paz"
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza. Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.

Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, como  consolar,
ser comprendido, sino  comprender,
ser amado, sino en amar.

Porque es dándose cómo se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, y perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.

(Autoría atribuída a San Francisco de Asís) 

Carta de Jung a Bill

La respuesta de Jung, que en la línea de la fecha dice Kusnacht Zurich, 30 de enero de 1961, se lee en su integridad:

"Estimado Sr. wilson:

Realmente su carta ha sido muy bienvenida.

Ya no había vuelto a tener ninguna noticia de Rowland H. y, con frecuencia, me preguntaba cuál habría sido su destino. Nuestra conversación, de la cual le informó de una manera adecuada, tuvo un aspecto del que él no supo. La razón por la que no podía decirle todo fue que en aquellos días yo tenía que ser extremadamente cuidadoso con lo que decía, ya que me di cuenta de que era malinterpretado en todas las formas posibles, y por eso fui muy cuidadoso cuando hablé con Rowland H.; pero, en lo que pensé en realidad, fue en el resultado de muchas experiencias con hombres de su tipo.

Su ansia de alcohol era el equivalente a un nivel bajo de sed espiritual de nuestro ser por la integridad que, expresado en lenguaje medioeval, es: la unión con Dios.

¿Cómo podría formular una cierta percepción así en un lenguaje que no sea mal interpretado en nuestros días? 

La única forma correcta y legítima de una experiencia así, es que en la realidad te sucede y que sólo ocurre cuando caminas sobre una senda que te conduce a una comprensión más alta. Tú podrías ser conducido a esa meta por un acto de la gracia o mediante un contacto personal y honesto con amigos, o por medio de una educación más alta de la mente, más allá de los confines del mero racionalismo. Por su carta veo que Rowland H. ha escogido el segundo camino que, bajo las circunstancias, de una manera evidente, era el mejor. 

Estoy fuertemente convencido de que el principio del mal que prevalece en este mundo y que conduce a la perdición, o a la necesidad espiritual más elevada sin reconocer, si no es contrarrestado por una percepción religiosa real o por el muro protector de la comunidad humana. Un hombre ordinario, que no está protegido por una acción desde lo alto o se encuentra aislado de la sociedad, no puede resistir el poder del mal, al que muy aptamente se le llama Diablo; pero el uso de esas palabras hace surgir tantos errores, que uno sólo puede permanecer alejado de ellas tanto como le sea posible. 

Estas son las razones por las que no pude dar a Rowland H. una explicación plena y suficiente, pero me estoy arriesgando con usted en atención a su muy decente y honesta carta, concluyo que ha adquirido su punto de vista acerca de las engañosas sandeces que uno escucha, por lo general, acerca del alcoholismo.

Alcohol en latín es spiritus y se utiliza la misma palabra para la más alta experiencia religiosa, al igual que para el más depravante veneno. Por lo tanto la fórmula útil es spiritus contra spiritum.


Agradeciéndole una vez más su amable carta, quedo a Ud., sinceramente, C. G. Jung".